Oración a San Judas Tadeo para casos difíciles y desesperados

Oh Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, siervo fiel y

amigo de Jesús, el nombre del traidor que entregó a

nuestro querido maestro en manos de sus enemigos,

ha sido la causa de que muchos te hayan olvidado.

Pero la Iglesia te honra e invoca universalmente como

el patrón de los casos difíciles y súmamente

desesperados.

Ruega por mí que soy tan miserable, te ruego que

hagas uso de tu privilegio especial, de socorrer visible

y prontamente cuando casi se ha perdido toda

esperanza.

Ven en mi ayuda para que reciba yo los consuelos y el

socorro del Cielo en todas mis necesidades,

tribulaciones y sufrimientos, particularmente, en

(hacer aquí sus peticiones) si es para mi provecho

espiritual, gloria de Dios y honor tuyo.

Te prometo, glorioso San Judas, acordarme siempre

de tus favores y nunca dejar de honrarte como a mi

especial y poderoso protector, y hacer todo lo que

pueda para extender tu devoción.

AMÉN.

ACTOS DE DEVOCIÓN A SAN JUDAS TADEO

- Recitar cada día, mañana y tarde, la ORACIÓN A SAN JUDAS TADEO y un Padrenuestro, Ave María y Gloria en su honor.
- Llevar colgada su medalla y besarla frecuentemente, especialmente en las tentaciones del espíritu; tener expuesta en casa su imagen milagrosa.
- El día 28 de cada mes, día dedicado al Santo, acercarse a los Santos Sacramentos y estar todo el día ejercitándose en las prácticas piadosas para con el Santo.
- El 28 de octubre de cada año, fecha del martirio de San Judas Tadeo y su fiesta litúrgica, celebrar dignamente la Novena en su honor.
- Extender el culto al Santo, especialmente entre los que sufren, los oprimidos, los enfermos, entre aquellos más sensibles a su intervención milagrosa.
- Participar frecuentemente en la Santa Misa y celebrarla en su honor.
- Confesarse y comulgar especialmente después de haber hecho un Triduo o Novena en honor del Santo.
- Ejercitarse en las obras de misericordia, corporales y espirituales.

TESTIMONIOS DANDO GRACIAS A SAN JUDAS TADEO

El 26 de octubre tuve que ser ingresado de urgencias, después de un exhaustivo estudio médico, en la Clínica Morgagni del Hospital San Camilo de Roma, bajo los cuidados del Dr. Pennachia. El diagnóstico: insuficiencia cardíaca, edemas por todo el cuerpo, complicaciones en las vías urinarias, además de bronquitis. Mi hermano sacerdote, que vino a verme, junto con mi Párroco, Mons. Rebato de Véroli, de la iglesia de Sta. María Goretti, viendo la gravedad de mi estado, quiso que antes de quedarme en la Clínica recibiese los Santos Sacramentos, cosa que hizo con devoción y alegría.

Mi estado era gravísimo, pero mi fe en San Judas Tadeo, al que me dirigí para obtener de Dios la curación, fue tan grande que el Dr. Pennacchia, director de la Clínica, juntos con sus excelentes Colaboradores, guiados por el Santo, después de 47 días de tratamiento, me han dado la alegría de poder regresar a casa curado.

Roma, 1966 LUCIANI GIOVANNI

Mi hermana Elena, debido a su mal estado a causa de una persistente hemorragia, fue ingresada de urgencias en el Hospital, donde los médicos declararon que estaba en peligro de muerte. Nos dirigimos con oraciones y súplicas al gran Santo y él nos obtuvo lo que humanamente era imposible, la mejoría y la curación de mi hermana.


Roma, 1966 la hermana EMILIA RICCARDI


Ingresado de urgencias en el Hospital por meningitis y habiendo declarado el médico, tras su visita médica, el caso como desesperado, invoqué a San Judas y rápidamente se manifestó una improvisada y progresiva mejoría.

Roma, 1963 P. GUALTERI


En el mes de Julio de 1959, fui ingresada en el Policlínico y visitada por el Dr. Catani. Hechas diversas pruebas, se vio que se trataba de cáncer de útero. Rápidamente se hicieron un primer y después un segundo ciclo con rayos X, pero el mal avanzaba. Oré con fervor a San Judas Tadeo, confiando en que él podía obtenerme la gracia de al completa curación. Así llegamos al 15 de Octubre de 1960, día en que pasé una nueva revisión para recibir un tercer ciclo de rayos X. Pero cuál no sería la sorpresa del Doctor, el mismo del año anterior, cuando constató que el mal había desaparecido por completo. Se me dio el alta del Policlínico porque estaba curada completamente. Por ello doy gracias a mi celestial Protector.

Roma, 1963 CONCETTINA DI BENEDETTO


FE PREMIADA- Desde hace un año venero en mi casa en cuadro de San Judas Tadeo y a él acudo siempre con fe en mis necesidades. Un día, despertando a mi hijo pequeño, lo encontré totalmente rígido, sin que pudiera hacer ningún movimiento. Alarmada, llamé inmediatamente al médico, que vivía en un apartamento al lado del mío. Viendo al niño me dijo que se trataba de poliomielitis. Me aconsejó llevarlo inmediatamente a una Clínica para que atendieran el caso.

En el momento de salir de casa, tomé conmigo el cuadro de San Judas y con gran fe toqué con él a mi querido hijo. En seguida, con gran sorpresa e inmensa alegría por mi parte, comenzó a mover las piernas y los brazos. Llamé de nuevo al médico de modo que viese lo que había ocurrido. Este, maravillado, constató que el mal había desaparecido y que el niño estaba completamente curado, reconociendo que había sucedido una intervención sobrenatural. Hoy, después de varios meses, el milagro continúa y mi niño crece sano y robusto. Dando gracias al Santo, quiero publicar esta gracia para que se extienda cada vez más su devoción y sea conocido.

Roma, 1962 PELLEGRINO


El Domingo 20 de Noviembre me dirigía con mi hija en coche a Firenze. Como es mi costumbre, antes de salir, me hice la señal de la cruz e invoqué la protección de San Judas.
A medio camino, comenzó a llover con ráfagas de viento. El coche derrapaba sobre la carretera. En un momento dado giró sobre sí mismo y creímos que chocaríamos contra el muro que flanquea la carretera; junto con mi hija, invocamos a nuestro Santo Protector y el coche se paró, pudiendo llegar incólumes a Firenze.
De vuelta a Roma me dirigí enseguida a dar gracias a San Judas.

Roma, 1966 GRAZIA AGOSTINELLI


INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA EVITADA. Desde hacía tiempo sufría de fuertes dolores en el hígado. Ingresado en el hospital, los doctores consideraron indispensable una intervención quirúrgica. Con gran fe, unido a mis personas queridas, me dirigí a San Judas Tadeo. Enseguida sentí una mejoría y echa una consulta médica se constato, con sorpresa, por parte de los médicos, que el mal había desaparecido completamente. Por tanto, la operación era innecesaria. Para asegurarme, hoy, día 20 de Enero, he querido someterme de nuevo a un examen radiológico del cual resultó que no había ni rastro del mal anteriormente diagnosticado.

Roma, 1962 GIULIO E CATERINA GUARDABASSI


CURADO DE POLIOMIELITIS. Un día me di cuenta, con gran sorpresa, que mi hijo Máximo no se tenía en pie. Lo llevé enseguida al Policlínico y el doctor lo examinó y dio su diagnóstico: poliomielitis. Llena de dolor telefoneé desde la Clínica a la tía; esta me animó a rezar a San Judas Tadeo y a prometer publicar la gracia. Comencé enseguida el triduo y después de tres días llevé a mi casa al pequeño Máximo completamente curado. Ahora está bien y agradeciéndolo cumplo la promesa hecha.

Roma, 1961 CANINI


ILESO DE LAS LLAMAS. Mi sobrino Franco, mientras trabajaba como distribuidor de gasolina, derramó un bidón: encontrándose cerca del fuego, le envolvieron las llamas completamente. Invocó a San Judas y el Santo vino en su ayudo. Auxiliado con rapidez y llevado al ambulatorio más cercano, los médicos y enfermeras constataron maravillados que no tenía ninguna señal de quemadura y pudo reemprender su trabajo.

Roma, 1961 TRIVELLATO


ILESO DEL COCHE VOLCADO. El 30 de Octubre de 1959, hacia las 20 horas, mientras regresaba de Cori (Latina) de vuelta de Velletri, a unos 4 Km. De la citada población, situada en la falda de los montes Lepini, después de haber girado en una curva quizá a demasiada velocidad, sucedió que un objeto del asiento posterior de mi coche se dio la vuelta. En lugar de frenar y parar para darme cuanto de lo que había sucedido, continué el camino y, quitando la mano derecha del volante, probé a poner el objeto en su lugar, sujetando el volante con la izquierda y girándome ligeramente hacia detrás, como había hecho otras veces. Apenas giré la cabeza para volver a tomar el volante con la derecha, me di cuenta que estaba en el carril contrario. Intenté volver a mi derecha, pero fue demasiado tarde, y rodé por una pendiente de casi 3 metros. El coche quedó con las ruedas hacia arriba y yo con los pies en el techo. Temiendo que se incendiara el coche, logré salir por la ventana derecha, sin hacerme daño. Algunos conocidos me ayudaron a dar la vuelta al coche y pude volver en el mismo a casa.
Colgaba del espejo la medalla de la Virgen y en la llave la de San Judas Tadeo. Siento el deber de dar gracias públicamente a mis poderosos Protectores, que me han ayudado haciéndome salir ileso, sin ni siquiera un rasguño, de tan gran peligro.

ANASTASO PICA


EL PEQUEÑO TADEO- Con la ayuda de San Judas Tadeo, me casé el 13 de Febrero de 1958. La boda, el viaje de novios y el inicio de la vida conyugal resultó muy feliz, pero para completar mi felicidad faltaba la llegada de un hijo.

Dada mi edad, no muy joven, comencé a temer que quizá debía contentarme solamente con la felicidad de tener a mi marido, que es el ideal de los esposos. Mientras tanto, pedía a San Judas que completase mi felicidad con la bendición de un hijo, pero el 21 de Mayo del mismo año conocí la dificultad que obstaculizaba la realización de mi deseo. Me sentí muy apenada pensando que no podría dar a mi esposo un hijo, teniendo, por su profesión de médico, que ver a tantos.

Este pensamiento me atormentaba muchísimo; finalmente, me dirigí con gran fe a la intercesión de San Judas Tadeo, siguiendo el consejo de mi marido. Rápidamente me di cuenta que mi oración había sido escuchada: en efecto, contra todo diagnóstico se me anunció la alegría de mi próxima maternidad, aunque velada por la incertidumbre de que pudiera llegar a término. Desde el punto de vista médico era del todo imposible que todo fuese bien. Todo estaba en manos de Dios.

El 4 de Febrero vino al mundo mi hijo y el alumbramiento fue del todo normal, sin necesidad de ninguna intervención quirúrgica; además, no hubo complicaciones, siendo esto el milagro más grande. El niño tiene ahora 3 meses y está sanísimo, teniendo la satisfacción de poder alimentarlo yo misma. Para acreditar mi testimonio, doy el nombre del Dr. Cataneo y el de mi marido.

Roma, 1959 Dr. GIULIANA OPPIDO

ORACIÓN EN LAS ENFERMEDADES

Oh piadoso Apóstol del Señor, que fuiste un benéfico dador de la salud, obrando milagros para el alivio de los pobres enfermos, a ti recurro con gran fe en mi enfermedad (o también: en la enfermedad en la que se encuentra una persona querida) para obtener, por gracia del Señor, liberación, prosperidad y salud. Reconociendo el favor que por vuestra intercesión espero obtener, prometo dedicarme más santamente en mi vida de cada día para merecer del Señor el premio de los siervos buenos y fieles. Padrenuestro, Ave María, Gloria, Credo.

OTRA ORACIÓN A SAN JUDAS TADEO (Para obtener alguna gracia)

Oh glorioso Apóstol San Judas Tadeo, verdadero pariente de Jesús y María según la carne, recurro a ti, ya que bien sé de tu gran dignidad y poder ante el Corazón Divino de Jesús. Por medio de este Corazón Divino alabo y bendigo a Dios por todas las gracias de las que me ha colmado. Humildemente postrado ante ti, te suplico con todo el fervor de mi espíritu que dirijas tu mirada piadosa sobre mi.

Acoge mis pobres oraciones y no permitas que la fe que en ti pongo quede defraudada.

A ti te ha concedido el Señor el privilegio de ayudar a la humanidad en los casos más desesperados.

Ven en mi ayuda, para que pueda ensalzar las misericordias de Dios.

Te prometo agradecerte durante toda mi vida y ser siempre tu devoto, hasta que pueda, como así espero, agradecértelo por toda la eternidad arriba en el Cielo. Amén.

VISITA Y ORACIÓN (para el día 28 de cada mes)

Honremos a nuestro Protector, San Judas Tadeo, con una buena Confesión y una Comunión fervorosa. Así nos haremos más agradables a Dios y obtendremos del Santo Apóstol más fácilmente la gracia que pedimos.

Bondadoso Protector mío, San Judas Tadeo, que recibiste del Salvador la gracia de la vocación al apostolado para seguirle más de cerca en la práctica de las virtudes y predicar su Evangelio, que tuviste el don de conmover los corazones con tus ejemplos y tus enseñanzas, el poder de obrar milagros, y que diste tu vida en defensa y testimonio de la Fe, recibe mis parabienes por estos grandes privilegios, y acepta gustoso esta visita que te hago en agradecimiento de favores obtenidos y para obtener nuevas gracias por tu mediación. Alcánzame un grande amor al Divino Maestro, que me aliente en la práctica de la virtud, me consuele en mis tribulaciones y sostenga mi esperanza cuando el infortunio y la desgracia me acrisolen. No permitas jamás que la falta de confianza en la Providencia divina me aparte del amor y servicio de Dios. Dame tu protección, S. Judas, y alcánzame lo que necesito y pido para mi bien temporal y eterno. Amén.

Rezar tres Glorias en honor de la Santísima Trinidad y hacer luego la petición de la gracia que se desea obtener.

ORACIÓN PARA QUIENES ESTAN SÓLOS

¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por mí, estoy solo y sin ayuda.

Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente... (haga aquí su petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre.

Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.

Oración a San Judas Tadeo para conseguir empleo

“San Judas Tadeo”, Intercesor en todo problema difícil, consigueme un trabajo en el que me realice humanamente y que a mi familia no le falte lo suficiente en ningún aspecto de la vida. Que lo conserve a pesar de las circunstancias y personas adversas. Que en él progrese mejorando siempre mi calidad y gozando de salud y fuerzas. Que día a día trate de ser útil a cuantos me rodean. Asocio tu intercesión a la Sagrada Familia de la cual eres pariente y promento difundir tu devoción como expresión de mi gratitud a tus favores. Amén.

Oración a San Judas Tadeo

¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por mi, estoy solo y sin ayuda.

Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (haga aquí su petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre.

Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.

BIOGRAFÍA DE SAN JUDAS TADEO

Su fiesta se celebra el 28 de Octubre, junto al apóstol San Simón.

San Judas Tadeo, apóstol de Jesucristo, descendía de la estirpe real de David y, por tanto, era consanguíneo de Jesucristo. En efecto, el padre de San Judas, llamado Cleofás, era hermano de San José, Esposo de la Santísima Virgen; la madre, llamada María de Cleofás, era prima de la Santísima Virgen: por tanto, San Judas Tadeo, que fue uno de los doce apóstoles, era primo carnal de Jesús.

"Judas" es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios". Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe"

Después de la Última Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas Tadeo le preguntó por qué no se manifestaba a todos. (Gran sensibilidad la de este Santo). Cristo le contestó que Él y su Padre visitarían a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan, 14, 22-23).

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son (...) hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: "Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".

El campo de acción apostólica de San Judas fue amplísimo; evangelizó primero la Judea, después Mesopotamia y, finalmente, Persia, llevando por todas partes la luz de la verdad, transmitiendo La Palabra del Señor y obrando, en su nombre, los más preclaros milagros: el número de los discípulos aumentaba de día en día, atraía a sí muchísimos cristianos, nombraba Diáconos, Sacerdotes y Obispos, fundando Iglesias Cristianas en todas las regiones que atravesaba.

Regresando a Persia, se reunió con el Apóstol San Simón y ambos combatieron fuertemente las herejías de Zaroes y Arfexat, sacerdotes idólatras que habían confundido la conciencia de aquel pueblo, llevándolo a revolverse en contra de la palabra y las obras de los dos Santos Apóstoles.

San Judas sabía que su misión terrena llegaba a su fin y el martirio, para gloria de Dios, estaba cerca.

Llegaron a Suamyr, gran ciudad de Persia. Los dos Apóstoles se alojaron en casa de un discípulo llamado Semme. A la mañana siguiente a su llegada, los sacerdotes idólatras de aquella ciudad, seguidos por una gran multitud del pueblo azuzados por las venenosas presiones de Zaroes y de Artexat, rodearon la casa de Semme pidiendo a gritos la entrega de los dos Apóstoles.

“Entréganos, oh Semme, inmediatamente a los enemigos de nuestros dioses, o si no te quemaremos la casa”.

Ante estas amenazas que no admitían réplica, San Judas y San Simón se pusieron en manos de aquellos malvados que los obligaron inútilmente a adorar a sus falsos dioses; golpeados hasta la sangre, encontraron aún fuerzas para mirarse a los ojos y San Judas, dirigiéndose a su compañero de martirio le dijo: “Hermano, veo a Ntro. Señor Jesucristo que nos llama”.

La turba de los idólatras, ignorando estos coloquios celestiales, movida por un insano furor, se arrojó con mayor encarnizamiento sobre los cuerpos ya sangrantes de los dos Santos Apóstoles hasta destrozarlos: ¡la corona del martirio brillaba sobre sus cabezas gloriosas! A San Simón lo mataron aserrándolo por el medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con una hacha y por eso lo representan con una hacha en la mano. Se cree que el martirio ocurrió en el año 70 de la era cristiana, es decir, 36 años después de la Ascensión de Jesucristo al Cielo. Como fueron martirizados juntos, la Iglesia celebra la festividad el mismo día de su martirio para ambos: 28 de octubre.

Mientras sus santas almas eran acogidas en la Patria celestial y colocadas a la derecha del Padre, por el que habían ofrecido su vida en holocausto, el cielo de Suamyr, escenario de aquel bárbaro martirio, se quebraba con terribles fulgores, el templo idólatra se derrumbó y los dos sacerdotes, Zaroes y Arfexat, autores del hecho, fueron fulminados por la justicia divina.

Los cuerpos de los dos Santos Apóstoles se veneraron en Babilonia en un templo cristiano que se construyó por orden de algún rey cristiano, después de años de trabajo; el sepulcro se convierte inmediatamente en glorioso por la frecuencia de los milagros obrados por el Santo.

Las reliquias se trasladaron de Babilonia a Roma, siendo colocadas en la Basílica Vaticana, a los pies de un altar dedicado a los dos Santos Mártires.

Desde este sepulcro, el Santo, que tan solícitamente responde a las invocaciones de socorro del género humano, otorga al mundo las gracias y favores que la misericordia del Señor concede a sus potentísimas súplicas.

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe.